Un estudio de la Universidad
de Zaragoza sobre las ceremonias de rogativas o ritos para intentar cambiar la meteorología
cuando ésta no es favorable ha permitido conocer las más de 3.500 sequías que
han tenido lugar en 153 localidades de 11 países en los últimos 650 años.
Fernando Domínguez Castro,
investigador en la Universidad de Zaragoza, ha liderado el trabajo de un grupo
internacional de climatólogos en la iniciativa InPRo (International Propluvia
Rogation database), que, tras la consulta de una ingente cantidad de
documentación histórica, ha recopilado más de 3.500 fechas de celebración de
rogativas por la falta de agua en 153 localidades de España, Francia, Portugal,
Italia, México, Guatemala, Ecuador, Perú, Argentina, Chile y Filipinas.
"Las fechas de estas
celebraciones tienen un gran interés para la reconstrucción del clima del
pasado, ya que indican cuándo una población estaba sufriendo un déficit hídrico
importante", destaca Domínguez, según informa la institución académica en
una nota de prensa.
El investigador del programa
de captación de talento de la Agencia Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo
(ARAID) del Gobierno de Aragón desarrolla su labor en el Departamento de
Geografía y Ordenación del Territorio y del Instituto Universitario de
Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) de la Universidad de
Zaragoza.
"Sin duda alguna, esta
información es de vital importancia para entender mejor las sequías y su
variabilidad a largo plazo y entender el clima del pasado y poner en contexto
el clima presente y futuro", afirma.
En la mayoría de las
religiones se celebran ritos para intentar cambiar la meteorología cuando ésta
no es favorable para el desarrollo de las actividades humanas: intentar que
llueva en épocas de sequía, que deje de llover cuando se prevean inundaciones,
templar la temperatura en olas de calor o frío, o para desviar tormentas y
evitar que afecten a poblaciones, cultivos o ganado.
"En concreto, en la
religión católica existen unos ritos específicos para combatir la sequía, las
rogativas propluvia, que podían ir desde unos simples rezos en la iglesia hasta
procesiones multitudinarias a lugares de especial veneración”, apunta Domínguez
Castro.
Su celebración debía ser
solicitada formalmente por los ayuntamientos y ser aprobada por la iglesia, en
un proceso burocrático que dejaba registro en diferentes archivos, explica.
Además, según comenta, era
frecuente que las rogativas se celebrasen de manera continuada, hasta que el
déficit remitía, lo que permite estimar la duración de la sequía. En función de
los datos, es incluso posible evaluar la extensión de la sequía cuando varias
localidades celebraban rogativas simultáneamente.
El exhaustivo estudio de
rogativas en archivos históricos tanto eclesiásticos como municipales ha
permitido constatar, por ejemplo, una sequía "especialmente intensa"
en el caso de Aragón que tuvo lugar en 1680 cuando se celebraron rogativas en
varias localidades de Aragón -Jaca, Santuario de San Úrbez, Yebra de Basa y
Zaragoza, apunta el investigador.
Dos años más tarde, en 1682,
se encuentran importantes sequías al otro lado del Atlántico en México,
Guatemala y Ecuador. Otro episodio relevante ocurrió entre 1779-1781 con
importantes sequías por toda España durante todo el periodo, pero también en
Portugal (Lisboa, Oporto, Évora, Beja) y en el norte de Italia (Padova).
La primera celebración recopilada
data de 1333 y las últimas son previas a 1950.
Esta base de datos acaba de ser publicada en Scientific Data, una revista del grupo Nature y puede consultarse en el visor web http://inpro.unizar.es/ , donde es posible acceder a todos los datos recopilados por este grupo internacional de científicos.
4 de Agosto de 2021