De acuerdo a información de la Comisión Nacional de Riego, la
semana pasada se aprobó la extensión por un año de la actual Ley 18.450, tras
la extensa discusión de la iniciativa presentada por el Gobierno en marzo para
extender el fomento a las obras de riego y drenaje por doce años, que no ha
sido aprobada. Entre los principales cambios que se busca incorporar están
potenciar los proyectos de pequeños agricultores, evitar que grandes empresas
puedan optar al subsidio estatal e incorporar nuevos requisitos para la
protección del medio ambiente.
En medio de la crisis económica de 1982, con la idea de generar
empleos y desarrollar la agricultura luego del proceso de reforma agraria, el
ingeniero civil Fernando Peralta redactó el primer borrador de la Ley 18.450
para el fomento del riego y las obras de drenaje, como parte de una comisión
que buscaba potenciar un uso más eficiente del agua, recuerda hoy, y que
permite que el Gobierno destinara recursos económicos para cumplir con ese
objetivo.
Si bien la iniciativa fue creada para un período inicial de diez
años, promulgándose en 1985, se ha prorrogado en dos ocasiones (ver infografía)
y estuvo vigente hasta el 4 de diciembre de este año. Debido a la necesidad de
abordar los nuevos desafíos que enfrenta el sector en materia hídrica y
medioambiental, a comienzos de este año el Gobierno presentó un proyecto de ley
para extenderla por 12 años, lo que hasta ahora no ha sido aprobado. Sin
embargo, dado el impacto a nivel agroprodutivo, para permitir que la Comisión
Nacional de Riego (CNR) pueda seguir asignando recursos mientras se discute en
profundidad la renovación de la ley, la semana pasada se aprobó extender por un
año la vigencia del texto actual, medida que se votó dentro de la ley de
reajuste salarial del sector público.
‘La Ley de Riego ha sido el instrumento más importante
desarrollado en Chile para mejorar la calidad de vida de nuestros agricultores,
fomentando la gestión de riego e incrementando la productividad, y
transformándonos en una potencia agroalimentaria de clase mundial, altamente
reconocida y prestigiada en todo el mundo’, destaca el presidente de la
Asociación Gremial de Riego y Drenaje (Agryd), Walter Frindt.
Con aportes por más de $643 mil millones solo en los últimos diez
años, que han permitido incorporar sistemas de riego tecnificado a 190 mil
hectáreas y mejorar casi 1.500 kilómetros de canales en diferentes regiones
(ver infografía), al impacto productivo que ha generado la iniciativa hoy se
suma la necesidad de incluir medidas para favorecer a los pequeños y medianos
agricultores, fortalecer la capacitación e incorporar requisitos que resguarden
el cuidado del medio ambiente, lo que seguirá en discusión en el Congreso.
De hecho, la ley que se aplica hoy no es la aprobada en 1985. ‘La
ley ha sufrido muchos cambios cuando ha tenido que renovarse y también ha
tenido cambios menores casi todos los años. Ha habido un perfeccionamiento
permanente y continuo de la ley en su aplicación y en los tipos de ayuda que
entrega, lo que ha nacido de un análisis y una reflexión de lo que sucede’,
asegura Fernando Peralta, quien preside la Confederación de Canalistas de
Chile, que reúne a las principales organizaciones de usuarios de aguas.
Cuestionamientos
Los cuestionamientos a la ley en discusión surgen principalmente
por el destino que tuvieron muchos de los recursos entregados. Un estudio de la
Fundación Terram, elaborado en base a datos entregados por la CNR, muestra que,
entre 2010 y 2020, un pequeño grupo de empresas agrícolas grandes han obtenido
el subsidio de la Ley de Riego más de diez veces, mientras que la mayoría de
los beneficiarios lo han recibido solo una vez, lo que genera críticas sobre la
focalización en la entrega de los recursos.
‘Los grandes beneficiados han sido las agroexportadoras y
conglomerados que han utilizado algunos vicios de la ley, que permite que se
hagan pasar por agricultores más pequeños y se adjudiquen varias veces los
subsidios’, explica la geógrafa de la Fundación Terram, Fernanda Miranda.
Precisamente, para solucionarlo fue que el proyecto presentado
este año para prorrogar la Ley 18.450 considera limitar el subsidio a quienes
tengan hasta 200 hectáreas de riego ponderado, tomando en cuenta la superficie
total que puedan sumar sociedades matrices y sus filiales, para enfocarlo en el
apoyo a la pequeña y mediana agricultura.
‘Buscamos limitar a los grandes agricultores para que tecnifiquen
sin subsidios del Estado, y para los que tienen entre 80 y 199 hectáreas, que
puedan acceder solo al 2% de los recursos anuales de la ley, con lo cual
estaremos llevando el 98% de los recursos a los productores de menos de 80
hectáreas’, dice Federico Errázuriz, secretario ejecutivo de la Comisión
Nacional de Riego.
Sin embargo, en la Fundación Terram van más allá y plantean que es
necesario reformular la estratificación de los beneficiarios y no considerarlos
en base a la superficie de riego, que podría ser subdividida en los proyectos
para poder acceder al beneficio estatal, y pasar a definirlo de acuerdo con el
tamaño de la empresa que figura ante el Servicio de Impuestos Internos (SII).
Otro de los temas por zanjar en la discusión parlamentaria es la
extensión que tendría la nueva prórroga de la ley, ya que en un escenario de cambio
climático y donde se discute la elaboración de una nueva Constitución, donde el
agua es uno de los temas clave, el plazo de 12 años es considerado muy extenso
por algunos sectores.
‘El Ejecutivo se abrió y planteó un plazo de siete años, pero no
se ha logrado un acuerdo, ya que algunos siguen considerando que es mucho. Sin
embargo, esta ley es un marco y entrega la facultad de focalizar los recursos
en distintas áreas y hacer ajustes’, señala Federico Errázuriz.
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Fuente: SIMFRUIT
22 de Diciembre de 2021